mediocre
adj. De calidad media, tirando a mala.
Así describe la Real Academia de la Lengua Española la palabra mediocre. A ver, sabemos que mediocre no es precisamente un piropo, pero definido así… hunde en la miseria a cualquiera, “tirando a mala”.
Prefiero que nadie se refiera a mí con esta palabra.
Las generaciones que nos preceden suelen hablar de las nuevas como más débiles, vagos, poco trabajadores, quejicas…no suele ser muy positiva vaya.
A los milenials nos llaman la generación de cristal, por ejemplo.
Y esto no es nuevo. Sócrates decía ya en su época sobre las nuevas generaciones:
«La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros».
Y es que esto lo podía haber dicho, hoy mismo, cualquier persona de más de 60 años.
Cuando se hacen comparaciones de una generación con otra, cuando se habla de la siguiente generación, creo que lo fácil es hacer esta crítica, y no tiene porque ser necesariamente real. O por lo menos, no en todos los casos.
Hola soy Bea y esta es mi newsletter donde comparto cosas que voy aprendiendo y sobre las que reflexiono. Espero que lo disfrutes ¡Bienvenido!
Haciendo un poco de investigación sobre la mediocridad y las opiniones actuales sobre esta tema, he visto que algunos hacen apología de ella. Lo cual no creo que sea bueno. La solución a la mediocridad, que es verdad que existe, no es fomentarla o justificarla.
Entiendo que la exigencia, la búsqueda sin fin de perfección, sea insana, pero ese es el otro extremo de la mediocridad. Igual de malo, como todos los extremos.
Considero mediocridad es ese “buah! que mas da, total da igual” o “la gente lo hace así”. Es esa dejadez por no hacer ese puntito más que sabes perfectamente que puedes hacer y no haces.
Y la explicación a esta mediocridad la dio en un podcast Xavier Marcet, empresario español. Explicó lo que me pareció la solución para evitarla: «La mediocridad se da cuando hay un déficit de autenticidad […], también se da cuando nos adaptamos a inercias que nos tiran hacia abajo y no nos tiran hacia arriba, cuando nos adaptamos a inercias que nos vulgarizan».
Creo que lo explica todo. El problema no es la mediocridad en sí, si no el por qué se da. Hoy en día hay una falta de autenticidad brutal. Vivimos en una sociedad tan falsa en todo que “total…da igual, que mas da” porque no nos importa, porque no nos representa, porque no nos identificamos. Estamos ahí, en la masa, mimetizándonos. Y la masa no es que sea exigente que digamos. Es exigente con los estándares, con la superficialidad, pero no con lo que realmente nos importa a cada uno.
“El listón nunca se ha puesto más bajo. Un poco de coherencia, un poco de intencionalidad, un poco de resiliencia y un gramo de talento te convertirán en un asesino absoluto”.
—Chris Williamson
Cuando dice “listón”, se refiriere al standard, al mínimo que las personas estamos dispuestas a exigirnos en la vida.
Se esta dando un fenómeno en el que todo se parece: música, marcas, libros, ropa, publicidad…La escritora Jia Tolentino escribió un artículo sobre lo que ella llama «lo que probablemente sea uno de los legados más extraños de nuestra década». Hablaba de como las caras de mujeres que vemos en Instagram, son todas iguales: «Es un rostro joven, por supuesto, con piel sin poros y pómulos altos y regordetes. Tiene ojos de gato y pestañas largas y caricaturescas; tiene una nariz pequeña y limpia y labios carnosos y exuberantes.»
Falta autenticidad. No te puedes fiar de nada de lo que ves en redes sociales. Y si seguimos las redes sociales lo que conseguimos es ponernos el listón en el mínimo. Y si no es el mínimo es una medida que no nos representa, que no se ajusta a la medida que realmente somos capaces de superar.
Quiero terminar de todas maneras con un poco de optimismo.
Para los que queremos salir de la masa, para los que queremos alejarnos de la mediocridad, para los que queremos tener el listón alto; esta homogeneización nos da una enorme oportunidad para ser diferentes.
Feliz domingo,
Bea.